Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tantísimo haciendo un reportaje de comunión. Las fotos con niños suelen ser complicadas a esa edad, la vergüenza se suele apoderar de ellos y cuesta mucho que miren a cámara sin poner alguna mueca extraña. Jimena es una niña alegre, creativa y extrovertida así que durante la sesión de fotos me enseñó algunos pasos de baile, me enseñó a dibujar, me enseñó trucos de maquillaje y, sobre todo, me enseñó mil veces su preciosa sonrisa. Pero si tengo que quedarme con una cosa de todas las que me enseñó aquella preciosa tarde de abril, me quedo con ésta: ser uno mismo es la mejor forma que tenemos de posar ante una cámara.